Hace unos días nos hemos puesto a reflexionar sobre este
hecho. En la vida diaria, nos cruzamos con decenas, tal vez cientos de
personas: en el trabajo, en la escuela, en la tienda o en la calle. Cada uno de
nosotros lleva una vida única, llena de desafíos, sueños, luchas y logros.
Pero, ¿Qué sucedería si todos esos que encontramos en nuestro camino fueran
rotarios? ¿Cómo saberlo? ¿Qué diferencia podría haber en el ser parte de un
movimiento global como el de Rotary en las interacciones cotidianas, en las
decisiones sociales y en el impacto global?
Nosotros como rotarios somos parte, de una organización que
promueve valores como: la ética, la empatía, el servicio desinteresado y la
responsabilidad social. Los rotarios no nos definimos solo por ser miembros de
un club, sino por vivir según los principios fundamentales de Rotary: Servicio
por encima de uno mismo, la amistad, la integridad, la diversidad,
el liderazgo y el compromiso con la paz y el entendimiento mundial.
Esta filosofía se extiende más allá de las reuniones del club, influyendo en la
manera en que interactuamos con nuestro entorno y las decisiones que tomamos en
el día a día.
Si todos los que cruzamos fueran rotarios, habría un impacto
significativo en cada aspecto de nuestra sociedad. Imaginemos un mundo donde
todos trabajáramos con un fuerte sentido de servicio a los demás, sin esperar
nada a cambio, sino con la satisfacción de contribuir al bienestar común.
Nunca olvidemos que, uno de los pilares de Rotary es el
fomento de la amistad y las relaciones interpersonales profundas basadas en la
confianza y el respeto mutuo. Si todos los que cruzáramos fueran rotarios, el
concepto de comunidad cambiaría por completo. Las interacciones serían más
empáticas, más orientadas a comprender las necesidades del otro. Las relaciones
de negocios, de amistad y familiares estarían impregnadas por un sentido de
apoyo genuino y solidaridad.
También en lugar de enfocarnos en el interés personal o la
competencia, se fomentaría una cultura de colaboración, en la que cada persona
estaría dispuesta a ayudar a la otra, no solo por obligación, sino por el deseo
sincero de hacer el bien. Los rotarios entendemos que el éxito no es un
esfuerzo individual, sino una tarea colectiva, y que el bienestar de uno se
refleja en el bienestar de todos.
Si todos fueran rotarios, viviríamos en una cultura
profundamente diferente a la actual. En lugar de enfocarnos en el
"yo", el "nosotros" sería el centro de nuestra vida. Las
personas actuarían pensando en el impacto que sus acciones tienen sobre los
demás y sobre las generaciones futuras. Habría una conciencia colectiva de que,
al ayudar al prójimo, no solo mejoramos su vida, sino que también mejoramos la
nuestra.
Ser rotario no es solo una etiqueta, es un compromiso con un
mundo mejor, basado en la ética, la empatía y el servicio. Si todos los que
cruzamos fueran rotarios, viviríamos en una sociedad más unida, más compasiva y
más comprometida con el bienestar colectivo. La insignia rotaria sería el
símbolo visible de esta visión compartida, conectándonos a través de un
propósito común: mejorar la vida de los demás. Si eres rotario, ¿Por qué no
llevas tu insignia rotaria con orgullo para que la gente pueda inspirarse en ti
y te pueda reconocer? Que bueno es, que cada rotario lleve el pin como signo de
identidad y de pertenencia a Rotary y así dar a conocer nuestros valores. Si
todos los que nos cruzamos fueran rotarios, ya no necesitaríamos llevar el pin
que nos distingue como miembros de Rotary.
Aunque el mundo no está todavía en ese punto, cada uno de nosotros tiene la capacidad de vivir los valores rotarios y, poco a poco, inspirar a otros a hacer lo mismo. Si todos adoptáramos la filosofía del servicio por encima de uno mismo, probablemente estaríamos un paso más cerca de un mundo más justo y equilibrado, donde la paz, la salud y la prosperidad no sean sueños lejanos, sino realidades alcanzables por todos.
Hasta que no alcancemos este objetivo, hemos de procurar llevar siempre el pin para que cuando te cruces por la calle con un rotario puedas compartir la alegría de saber que no estás solo y que estáis unidos en la misma misión.
V.vA